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Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando esta llega a tiempo.
Victor Hugo
Una canción, belleza necesita, más la belleza, ni canciones precisa…
Máximo Gorky, Por el mundo
Lo importante no es tener muchas ideas, sino la idea oportuna en cada caso.
Juan Zorrilla de San Martín
Curioso es ver cómo, puesta el alma en el crucero de dos caminos que la reclaman con igual fuerza o la convidan con igual halago, libra a veces a una respuesta de la fatalidad la solución de la incertidumbre que no ha sido capaz de disipar por determinación voluntaria.
José Enrique Rodó, Motivos de Proteo
Platón, sin quererlo, al decir de la democracia «es el peor de los buenos gobiernos, pero es el mejor entre los malos», definió la mediocracia.
José Ingenieros, El hombre mediocre
¿Qué me importa la venida de Carlos y sus huestes? Descansaré a la sombra, escuchando el dulce murmullo de las aguas, observando a los segadores en su tarea; y tú, mi Filis, alargarás la mano entre las esmaltadas flores y me tejerás guirnaldas al compás de la música de tu voz.
Ariosto
Llego a la primera hilera de casas. Ante la escasez de hombres, que se han echado al monte o están entre rejas, las mujeres han tenido que sumar nuevos roles a los de siempre: alimentar y vestir a los niños, ir a por agua, tra- bajar en el campo, alargar la mano para cobrar una paga exigua y construir. Construir casas nuevas. Convertirlas en nuevos hogares. No tienen tiempo ni para inspeccio- nar el fruto de su trabajo. Hace falta un extraño, como yo, para ver aquello que ellas no alcanzan a ver. Todas las chozas están a medio construir, unas más avanzadas que otras. Milicianos armados patrullan los senderos del nuevo asentamiento.
Ngũgĩ wa Thiong’o, En la casa del intérprete
Ella posó sus manos sobre mis hombros y se quedó mirándome fijamente. En el fondo de sus pupilas, un líquido negrísimo y espeso dibujaba una extraña espiral. Las pupilas permanecieron largo tiempo clavadas en mí. Después se puso de puntillas y acercó su mejilla a la mía. Fue un gesto tan cálido y dulce que mi corazón dejó de latir por un instante.
Haruki Murakami, Tokio Blues
Ayudar al que lo necesita no solo es parte del deber, sino de la felicidad.
José Martí
El orgullo de quienes no pueden edificar es destruir.
Alejandro Dumas