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Pensáis que yo estoy vivo porque canto con viva voz, junto al que escucha, un sueño que pudiera ser vuestro y sólo es mío. Bien muerto estoy, pues ni siquiera hay llanto después de este dolor, y no soy dueño suyo. No tiene mar mi pobre río.
Francisco Brines
Recordó todo eso y le vino a la mente el proverbio que dice « cuando crezca tu hijo, hazte su hermano» , sintiendo —quizás por primera vez en su vida— lo complicada e importante que era la paternidad, como jamás lo sintiera antes.
Naguib Mahfuz, Entre dos palacios
El mismo lobo tiene momentos de debilidad, en que se pone del lado del cordero y piensa: Ojalá que huya.
Bioy Casares
Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita.
Aristóteles
Los tiranos son incorregibles porque son orgullosos, porque aman la lisonja y no están dispuestos a restituir las ganancias mal adquiridas. El tirano acostumbra a distraer al pueblo con fiestas y desfiles para que piense en sus diversiones y no en los propósitos.
Girolamo Savonarola
Que mires más allá de mí, que me ames con violenta prescindencia del mañana, que el grito de tu entrega se estrelle en la cara de un jefe de oficina, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad.
Julio Cortázar
Curioso es ver cómo, puesta el alma en el crucero de dos caminos que la reclaman con igual fuerza o la convidan con igual halago, libra a veces a una respuesta de la fatalidad la solución de la incertidumbre que no ha sido capaz de disipar por determinación voluntaria.
José Enrique Rodó, Motivos de Proteo
El movimiento veloz que agita el mundo no se oye sino andando.
Felicité de Lamennais
La ciencia se compone de errores, que a su vez son pasos hacia la verdad.
Julio Verne
-Amigo mío, voy a reunirme con mi dulce Mariana (decía Robin con un hilo de voz). Entiérrame donde caiga esta flecha.
Y con un gran esfuerzo, Robin tensó el arco y disparó su última flecha, Ésta salió a través de la ventana de la celda y fue a clavarse en el prado que rodeaba el monasterio. Johnny lloró horas y horas la muerte de su amigo. Después cavó la fosa en el lugar en el que había caído la flecha y lo enterró.
Anónimo, Robin Hood