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Pero lo cierto es que mi memoria se ha ido alejando de aquel prado y son ya muchas las cosas que he olvidado. Al escribir así, persiguiendo mis recuerdos, a menudo me asalta una inseguridad terrible. ¿No estaré olvidando la parte más importante? ¿Acaso no existe en mi cuerpo una especie de limbo de la memoria donde todos los recuerdos cruciales van acumulándose y convirtiéndose en lodo?
Haruki Murakami, Tokio Blues
La reina que había en mí ansiaba su victoria y rezaba por ella; la esposa temía que no regresara vivo y suplicaba a Isis que protegiera su vida. Yo era al mismo tiempo la esposa espartana que decía: «Vuelve con tu escudo o sobre tu escudo» y la esposa egipcia que decía: «Vuelve de la manera que sea, incluso sin el escudo».
Margaret George, Memorias de Cleopatra
Se ha dicho que la locura es un exceso de subjetividad, es decir, un estado en el que el alma se entrega demasiado a su trabajo interior y poco a las impresiones que vienen de fuera. En Tomás Roch esta indiferencia era casi absoluta. No vivía más que dentro de sí mismo, presa de una idea fija, cuya obsesión le había llevado donde estaba. Difícil, pero no imposible, era que se produjera una circunstancia, un contragolpe que le «exteriorizase», para emplear una palabra bastante exacta.
Julio Verne, Ante la bandera
Lo malo no está en que la vida promete cosas que nunca nos dará; lo malo es que siempre las da y deja de darlas.
Juan Carlos Onetti
Recordó todo eso y le vino a la mente el proverbio que dice « cuando crezca tu hijo, hazte su hermano» , sintiendo —quizás por primera vez en su vida— lo complicada e importante que era la paternidad, como jamás lo sintiera antes.
Naguib Mahfuz, Entre dos palacios
El orgullo de quienes no pueden edificar es destruir.
Alejandro Dumas
Entre tú y la imagen de ti que a mí llega hay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria. Tienes tiempo de abrir la puerta sin que te vea, huir y regresar después de haber cambiado o muerto del todo. Tienes tiempo de hacerte presente a otros ojos y dejar en ellos otra visión deshabitada.
Jorge Cuesta
El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso.
Gilbert Chesterton
Una semana después aún no había recibido noticias suyas. No la vi en las clases de la universidad, ni me llamó. Cada vez que volvía a la residencia miraba si tenía algún recado, pero no me había llamado nadie. Una noche, para cumplir mi promesa, intenté masturbarme pensando en Midori, pero no resultó. No me quedó otra solución que, a medias, sustituirla por Naoko, pero ni siquiera la imagen de Naoko fue de gran ayuda. Acabé sintiéndome estúpido y desistí. Me tomé un vaso de whisky, me lavé los dientes y me acosté.
Haruki Murakami, Tokio Blues
En efecto, el pensamiento más sencillo no puede formularse si en él no se envuelve, bajo múltiples aspectos, el concepto fundamental del número. El beduino que en medio del desierto, en el momento de la oración, murmura el nombre de Dios, tiene el espíritu dominado por un número: ¡la Unidad! Sí, Dios, según la verdad expresada en las páginas del libro santo y repetida por los labios del Profeta, es Uno.
Malba Tahan, El hombre que calculaba